Descripción
¿Quién duda del crecimiento explosivo que ha experimentado la población evangélica en las últimas décadas en América Latina y el Caribe? Las cifras, aunque no alcanzaron las anunciadas a finales de los años 80 por los especialistas en estadística proyectiva, sí lograron sorprender a propios y ajenos. Y con ese éxito numérico, ¿quién no se inquieta por la manera como se ha facilitado el surgimiento de preocupantes formas en el ejercicio del poder? El ejercicio del poder dentro y fuera del espacio eclesial. Porque a la vista está la forma como los evangélicos entramos en los debates públicos, sobre todo los de interés político electoral: propusimos candidatos, ingresamos a los medios de comunicación (en muchos casos, sin tener la debida formación técnica y profesional para esas labores) e hicimos saber que estábamos aquí y que no éramos pocos. Con este sentimiento de cruzados victoriosos hemos peregrinado por estas tierras de Colón.